Party Animals recrea el ajetreo y el bullicio tras bastidores de la política británica. El político conservador James Northcote y la diputada laborista Jo Porter personifican las cambiantes caras públicas de sus partidos. Pero la verdadera acción se centra en sus asesores. Los dedicados investigadores Danny, Kirsty, Matt y Ashika ayudan a los diputados a anotar puntos contra sus enemigos, ya sean adversarios al otro lado del hemiciclo o del mismo lado. Mientras tanto, el lobista Scott ve cómo los cambios de poder en Westminster afectan su vida laboral, poniendo a prueba sus lealtades tanto personales como profesionales. La serie ofrece una mirada lateral, a través de la cerradura, a la forma en que se ejerce el poder y está cargada de un cinismo disfrutable. Los personajes no son gente especialmente agradable. Vulnerables, sí, aunque principalmente cuando no logran explotar las vulnerabilidades de los demás, y aun así son interesantes. Y dado que Party Animals es un drama de ritmo rápido primero y una conferencia de civismo en un pobre segundo plano, logra contar un poco sobre cómo funciona realmente la política de oficina en Westminster.