Durante la Segunda Guerra Mundial, el transatlántico Goliath es hundido por un submarino alemán. Partes del casco del barco permanecen herméticas y algunos de los pasajeros y tripulación sobreviven. A lo largo de las décadas, construyen una sociedad rígidamente regulada, completamente aislada del mundo de la superficie, hasta que en tiempos contemporáneos un equipo de buzos comienza a explorar el pecio.