Fuera de la oscuridad, lo primero que Jack siente es dolor. Luego, un sol abrasador. Un bosque de bambú. Humo. Gritos. Con una ráfaga llega la horrible conciencia de que el avión en el que viajaba se desintegró en el aire y se estrelló en una isla del Pacífico. A partir de ahí, todo es un borrón, mientras su instinto de médico se activa: la gente necesita su ayuda. Despojados de todo, los 48 sobrevivientes buscan lo que pueden del avión para su supervivencia. Algunos entran en pánico. Algunos depositan sus esperanzas en el rescate. Pocos encuentran una fuerza interior que nunca supieron que tenían, como Kate, quien, sin formación médica, de repente se encuentra suturando las heridas del doctor. Hurley, un hombre con un cálido sentido del humor a pesar de la desesperada situación, hace lo posible por mantener la calma mientras ayuda a quienes lo rodean a sobrevivir. Charlie es una estrella de rock desvanecida que alberga un doloroso secreto. Sayid es un hombre de Oriente Medio que debe lidiar con el perfil racial al que lo someten algunos de sus compañeros sobrevivientes. Jin y Sun son una pareja coreana cuyas tradiciones, valores y lengua son ajenos, lo que provoca que mucho se pierda en la traducción. Sawyer tiene un aire de peligro que lo rodea, y su intenso sentido de desconfianza hacia todos los que lo rodean podría resultar fatal para sus compañeros náufragos. Michael acaba de obtener la custodia de su hijo de nueve años, Walt, tras la muerte de su exesposa; son un padre y un hijo que ni siquiera se conocen. Locke es un hombre misterioso que se mantiene al margen y que tiene una conexión más profunda con la isla que los demás. La egoísta Shannon, que en realidad se da un pedicure en medio del caos, y su hermano controlador y distanciado, Boone, constantemente discuten y deben aprender a llevarse bien si quieren sobrevivir. Y la joven Claire está embarazada de ocho meses y mal preparada para las dificultades de la maternidad, especialmente en una isla desierta.