Tim tiene parálisis cerebral, lo que significa que la gente lo juzga, y a su cuerpo arrugado como un pañuelo. Pero usualmente lo juzgan mal. Porque lo que no se dan cuenta es que dentro de ese cuerpo severamente discapacitado y frágil hay un poco de cabrón. Tim sabe que incomoda a la gente, lo hace a propósito. Sabe que su parálisis cerebral le permite salirse con la suya diciendo lo que otros no pueden. Pero ese es su problema: el tiempo que pasa apuntando a los objetivos más fáciles de la vida hace que Tim pierda de vista sus mayores premios: el trabajo, la chica y el visado. Como hacerse pasar por refugiado, crearse un némesis discapacitado y ofender a sus nuevos compañeros en una empresa de tarjetas de felicitación, Tim se convierte en el maestro de su propia caída y son sus amigos Ruth, su indiferente cuidador, e Idris, quienes tienen que sacarlo de todas las desastrosas situaciones en las que se mete.