Los Gilchrist son una familia estadounidense promedio lidiando con todos los problemas cotidianos, como un hijo adulto obligado a mudarse de regreso a casa, adolescentes más inteligentes que sus maestros y una madrastra que intenta desesperadamente ganarse a los niños. Son cariñosos, divertidos y un poco locos. En otras palabras, como todos los demás, ¡con una excepción: viven en una casa muy especial. ¡La Casa Blanca! Ya sea entreteniendo a dignatarios extranjeros, celebrando reuniones secretas del gabinete o apagando incendios, figurativa y a veces literalmente, nunca hay un momento aburrido en la Casa Blanca de los Gilchrist. Por ejemplo, el Primer Hijo es uno de los mayores inconvenientes de la administración, pero también el pegamento que mantiene unida a esta familia. El Presidente sabe muy bien que lo único más difícil que ser Jefe de Estado es ser jefe de familia.